Mexicali.- Su afición al deporte surge desde etapas infantiles, con el paso del tiempo probó diversas disciplinas hasta que encontró en el boxeo su verdadera pasión, su futuro era prometedor, pues a sus escasos 15 años de edad debutó en el profesionalismo, llegando a tener récord de tres victorias y cero derrotas, sin embargo, los caminos de la vida tenían deparado otro destino. La mala elección de amistades en combinación con una noche de tomar la decisión equivocada, provocó que Daniel Miguel terminase en el Centro de Internamiento para Adolescentes de Mexicali.
Su proceso penal está punto de concluir y el joven de 21 años de edad tiene bien definido lo que quiere hacer de su vida una vez que se reintegre a la sociedad, pues asegura que los programas de reinserción social de la Comisión Estatal del Sistema Penitenciario (CESISPE) le han servido para ver la realidad de otra manera.
“Este centro me ha ayudado mucho, la terapia con las psicólogas, el trabajo con las áreas técnicas, todo el personal me ha ayudado a valorar mi persona a cambiar mis pensamientos”, comparte.
“Aquí estoy tomando un curso en preparación y activación física en línea, aquí la directora (María de la Luz Pérez Rosas) me ha dado todas las facilidades y me ha apoyado mucho, estoy convencido que quiero especializarme y dedicarme a eso toda la vida”, extiende.
Una vez concluido ese curso y llegada su reintegración a la sociedad, los sueños de Daniel Miguel son estudiar la carrera de nutrición y en un futuro poder tener su propio gimnasio en donde, asegura, buscará apoyar a niños y jóvenes de bajos recursos.
“De chico nunca tuve claro lo que quería hacer, no tenía metas, pero aquí he aprendido a tener objetivos en la vida, quiero ayudar a niños y jóvenes que están en situación complicada como yo lo estuve, quiero motivarlos a que se alejen de las calles a través del deporte”, asegura.
El joven mexicalense, asimismo, tampoco descarta la posibilidad de volver un día al deporte de sus amores, no obstante, es consciente que el tiempo no pasa en vano y si es que su edad y el retiro obligado le impiden regresar a ponerse los guantes, afirma que le gustaría seguir ligado al pugilismo, aunque sea como impulsor deportivo.
«Sí me gustaría volver a boxear, siento que tenía cualidades para haber hecho algo importante, desgraciadamente las malas amistades me trajeron hasta aquí, pero ahora solo pienso en salir y ayudar a entrenar a niños y jóvenes, y si son boxeadores, mucho mejor», dice con una sonrisa.
Asimismo, el atleta agradece a sus padres por el apoyo incondicional que le han brindado, asegurando que su manto protector ha sido fundamental para la transformación que ha experimentado a lo largo de este tiempo; «Sin su comprensión y visitas constantes aquí al centro, no creo que hubiera podido superar esto, nunca quise escucharlos afuera y ahora me doy cuenta que siempre tuvieron razón, a ellos les debo todo».